Un día me pasó una cosa para mí curiosa, aunque en el fondo no dejaba de ser más que una idiotez, de ahí el nombre de la chorrada….
Una mañana cuando salía hacia el trabajo, como cada día…Salí por el garaje de mi edificio, para dar la vuelta a la manzana y que Lola hiciera sus cositas. Sí, esas cositas que hace cada día, sus pises y lo otro cuando le corresponde. Porque debo decir que Lola no es muy cagona. Una vez al día, y normalmente por las tardes, y no en gran cantidad (Ahora que me leo, no entiendo por qué llevo bolsitas por todos lados: En el bolso, en el cacharrito enganchado a su correa, en los bolsillos de los abrigos, de los chaquetones….como si ella estuviera con una diarrea permanente. No, no tiene lógica, ¿Verdad?…) Supongo que será por el mismo motivo, que la gente que coge muchas bolsas de la compra en el súper, para ahorrarse las de basura…y que yo sustituyo la caja del supermercado, por los expendedores de bolsitas para cagaditas de perro: En resumen: ¡Manías!
Y con esto de las cagaditas, ahora me acuerdo, que el fin de semana pasado, estuve de niñera también. Y es que me tocó quedarme con la labrador de mi hermana, Gira la portuguesa..Ella se comportó estupendamente, sólo una pega: Suelta mucho pelo, y hace cagadas enormes y dos veces al día. Tanto que el primer día que la saqué de paseo, me sorprendió, pues apenas cabía en la bolsita, y pensé para mí: Y ahora qué hago con esta “plasta”, pero me las ingenié para hacerlo bien, y echarle un nudito y a la papelera. Cuando la madre de Gira, es decir mi hermana, me llamó -Y debo decir que se ha pasado unos cuantos días llamando a todas horas, preguntando por ella, si come, si duerme, si está mimosa….etc – se lo dije: Oye, qué le das de comer tú a ésta, porque no me parece normal, las cagadas que hace…
Las dos han estado perfectamente, juntitas,. Tanto que Lola una noche me abandonó, y se fue a dormir con Gira, y me dejó solita con su colchoneta. No se lo he tenido en cuenta, porque al fin y al cabo: Lola estaba con “esos días”, y andaba loquita por los huesos de Gira, y enseñándole su culito cada dos por tres, mientras agitaba su mini rabo…..Ay mi hermana, qué susto se llevó el primer día que vio así a Lolita..Le decía a su marido: Has visto, has visto… y yo sonreía, y le dije: Yo que tú la llevaba a un veterinario psicólogo.
Bueno, pues continúo con la historia del pantalón… ya Lola andaba más tranquila y no buscaba cualquier bicho viviente ante el que enseñarle sus encantos…Y así salimos de paseo esa mañana camino al trabajo. Y saliendo, saliendo….veo encima de la puerta exterior del garaje, un pantalón de caballero, de vestir, de un traje de chaqueta. Con muy buena pinta el paño, vamos de calidad. No debía ser de talla de hombre maduro, más bien de un chico joven, tipo JASP…Era azul marino, con raya diplomática, muy fino y elegante. Lo veo, y pienso para mí: Si que hace aire…Seguro que está ahí por eso, por el aire y el vendaval que hace hoy. Seguro que a alguien que lo tenía tendido en su terraza, se le ha volado. Pues no me imagino yo que alguien con esa vestimenta, se le haya ocurrido bajarse los pantalones, en plena avenida. Y menos con la calidad de ese paño. Ni tampoco me imaginaba que alguien le hubiera dado un apretón en plena calle, y que allí a la vista de todo bicho viviente, se hubiera puesto a hacer sus cositas, como si fuera Lola o Gira…Así que mientras caminaba, he hecho un recordatorio, pensando en cuál sería el edificio desde el que se pudo volar. Y llegué a la conclusión de que podía ser del mío propio, o del que se encuentra en la acera de en frente. En ese lado, vive mi hermana mayor, así que conozco más o menos a sus vecinos, y empecé a pensar si pudiera ser de fulanito el del quinto, o de menganito el del tercero. No, de mi sobrino no es, porque desde Sevilla es dífícil que llegue volando…Aunque seguro que a él le hubiera gustado el corte de la prenda. Ya casi me lo estaba imaginando yo trajeado con él, con su corbata y sus gemelos. Pero no, de él no era. Y me dio por pensar que era entonces de mi propio edificio, y me puse a hacer un repaso de los vecinos, y nada, que no caía en quién pudiera ser su propietario. Hasta que dije: Ufffffff, no será del hermano de Mamen. !Coño!, pues pudiera ser, pues no son muy altos, y el pantalón no es de un chico muy alto…Y así fui hasta mi despacho pensando en el pantaloncito….Y tanto he pensado en él, que hasta he estado a punto de llamar a mí amiga y decirle: Oye, que en la puerta del garaje, hay un pantalón que creo que puede ser de tu hermano…
Menos mal, que un momento de lucidez, volví a la realidad y pensé: Pero tú sabes bien lo que estás pensando, cómo va a ser de él. Anda, deja de hacer el idiota, y ni se te ocurra llamarla, por ese motivo… Y no he llamado.
Pero al volver al mediodía he hecho el recorrido inverso, pensando que escribiría sobre el pantaloncito, y que si todavía estaba en el mismo sitio, podría hacerle hasta una foto con el móvil. Pero, no, no estaba, y me he quedado con las ganas de poner la imagen del susodicho. Eso sí, tengo la curiosidad de saber, qué pasó con el pantaloncito de raya diplomática, de quién sería, o quién se lo ha llevado. También, me he dado el gusto de contar una historia, que no es más que una idiotez. La chorrada del pantalón.
Y ahora me voy a pasear con Lola, que es la hora de hacer sus «cositas», y me sobrará media bolsita, como siempre.
(27/03/2008)