Sopapo virtual

Voy a hacer un entradilla resumen de mi semana, mi semana virtual más bien. No sabía si contar esta historieta, o dejarlo pasar. Pero leyendo esta mañana la prensa me han entrado ganas de hacer un resumen de esta anécdota. Porque efectivamente lo que ocurre en la vida virtual no deja de ser lo que antes se llamaba comúnmente pequeñas chorradas. Vamos, sin importancia ninguna. Cosas que no van a ningún sitio, cosas que no hay que valorar mucho más. Como estamos además en el año de la Misericordia, intento además reflexionar y tomarme las cosas con otro espíritu. Y eso que Santa Faustina Kowalska me tiene un poco liada por estar leyéndola en plan resumen. Y es que, hay experiencias que son difíciles de resumir, y entonces  a mí me resulta  más complicado comprender todo el sentido.  Y más de los místicos.  Pero mi propósito es leerla totalmente, y en ello estoy.

Una se siente mejor consigo misma si en vez de saltar a la mínima, se muestra más reposada. De verdad. Hacedme caso, y creeros lo que os cuento. Yo sé que todas estas cosas, estos pensamientos  son también consecuencia de mi viaje a Medyuqué. Pero de ese  pedacito de cielo  prefiero escribir en otra ocasión, porque lo merece y porque me da la gana.

Así que, esta semana voy a reflexionar sobre mi segundo sopapo virtual.  Pero pensando siempre que son virtuales, y que no tienen la importancia de la vida real. Que éstos sí son los que verdaderamente importan. El primer sopapo virtual me lo llevé el día de la décima. Y se preguntarán mis lectores virtuales a qué me refiero con el día de la décima.

Pues está claro, el día de la Décima, solo se puede referir al día en el que el Real Madrid ganó la décima, y además en Lisboa. Porque a una le puede no gustar el futbol, ni tiene por qué ser una forofa  – que no lo soy- pero su corazoncito blanco lo tiene por genes familiares. Tampoco me gustan los insultos, ni las palabras soeces. Soy bastante comedida en ese lenguaje. También por genes. En mi casa nos educaron a no usar esas palabras, hasta que un día Tejero digo aquello de «Se sienten todo el mundo !Coño! «. Y entonces en mi casa se escuchó casi por primera vez una «palabrota». Pero aquello, comprendedlo era historia. Historia de España. Sí, ahora tan ignorada. Y a mí precisamente me ha encantado estudiarla.  Hasta entonces en mi casa, lo más que se podía decir era «Jolines» para arriba, jolines para abajo. Y claro seis niñas (porque el séptimo iba por libre) diciendo a todas horas jolines, jolines, jolines como papagallos…hicieron que mi padre se hartara literalmente,  y nos mandó una circular muy explícita y directa. De esas, de ordeno y mando. Que literalmente decía: En esta casa queda termimantemente prohibido – Subrayo lo del terminantemente, porque era una expresión muy usada por mi padre- decir JOLINES, y cuando seas padre, comerás huevo.

Y entonces lo que parecía un problema, porque a ver qué hacemos nosotras, qué decimos cuando algo nos fastidie….se convirtió en imaginación.  Porque como todos los niños en edad de tener ingenio y poca vergüenza, nosotras decidimos que buscábamos una palabra normal y corriente para usarla en esos casos de enfado o para mostrar nuestra disconformidad con algo. Y hete aquí,  que se nos ocurrió una palabra magnífica y muy de la tierra, como no podía ser de otra manera. Y esta palabra no era nada parecida a la que usaba Mary Poppins, qué va. Era una palabra ibérica y de bellota, como buenas extremeñas. Jamón, fue la elegida. Así que cada vez que queríamos decir Jolines, nosotras decíamos Jamón. Pero terminamos por hartar de nuevo a mi padre. Tanto, que también nos la prohibió. Con los años lo he entendido, y es que entonces el jamón no se tomaba en lonchas, sino en tacos. Y de ahí que se asociara jamón a taco.  Pues nada,  buscamos una nueva palabra, y la elegida fue chorizo. Terminamos por enfadar más a mi padre, o se cansó de estas imbecilidades de estas niñas, que creo que al final volvimos a decir jolines a escondidas y de reojo.

Queda claro que no me gustan los tacos, las palabrotas, ni las palabras malsonantes. Así que el día de la décima. Después del subidón que da ver ganar al Real Madrid ante otro equipo español, y hacerlo nela terra da minha girissima Nuna Bolota, veo los comentarios casi generales de mis amigos facebookeros. La mayoría alegres y desenfadados. Pero también algunos de los forofos del rival perdedor. Hay que ver, qué mal se toman algunas personas las cosas del furbo cuando pierden. Como si les fuera la vida, la bolsa  y la honra con ello….y leo los comentarios llenos de insultos, improperios y palabras soeces y mal sonantes, que no puedo reproducir porque mi padre no me dejaba decir esas cosas, ni escribirlas, y yo sigo haciendo caso a mi padre aunque ahora no esté físicamente. Después de leer esos comentarios, yo comedida y sin animus ofendi, sino más bien con animus iocandi  – venga, todo el mundo a buscar en el diccionario qué he querido decir, os estoy viendo en el google teclear, 😉 Se me ocurre responder a un amigo virtual cuyo muro estaba lleno de esas palabras que mi padre no me dejaba decir ni pensar, por el enfado que tenía por perder su equipo del alma: Pues nada, a esperar otros cuarenta años para jugar una nueva final.  Y me fui a dormir, tranquilita y feliz. Y al día siguiente mi sorpresa fue que me encontré con un sopapo virtual. Y no es que me encontrara con insultos, ni contestaciones, o el cinturón de mi padre. Qué va, algo más simple. Me encontré con un amigo menos.  Eso si, era solo virtual.

Pues retomando el hilo del tiempo, esta semana me he vuelto a llevar un sopapo virtual. Y es que la prensa tiene mucha enjundia, y leerla con atención más. Porque leo una noticia en el periódico, y en lugar del fijarme en el contenido. Que cierto que era lo importante, me fijo más en la fecha de la noticia a la que hace referencia.  Y es que la noticia que publicaba nuestro periódico de referencia, no había ocurrido este año, sino hacía más de un año que sucedió. Y el articulista no debió darse cuenta de ello cuando escribió su artículo, o quizás se fijó que la gente en facebook se habían pasado el día compartiendo una noticia sin deparar que aquello del NYT y de Cáceres como lugar imprescindible para visitar en su listado de 52 ciudades, no era del año 2016 en el que creo que estamos – aunque a veces pienso que seguimos con los picapiedras, y no solo por lo de Pedro y Pablo, ni los troncomóviles…sino por todo lo que ocurre a nuestro alrededor- sino del 2015. Conscuencia claro está de la capitalidad del buen comer.  A mí me hizo gracia, porque me hace gracia fijarme en los errores de la prensa y de los canales de TV,  y ya  no solo en los gramaticales y ortográficos. Que haberlos haylos, y cada vez más gordos…y yo como tonta y sin ninguna maldad, comparto dicha noticia haciendo un comentario sin ningún animus ofendi, como la otra vez. Es decir con animus iocandi, y no solo lo hago así, sino que digo aquello que decía cada dos por tres Felipe el de la pana entonces: Sin acritu. y relaciono el gusto del periodista por el dichoso running  ( y digo lo de dichoso, no porque tenga algo en contra de ese deporte tan de moda, sino porque me hace gracia que ahora a eso del correr se le llame de esa manera, cuando siempre ha sido eso: Correr de toda la vida), y luego se le llamó footing . Eh, y yo junto con mi amiga Lourdes fuimos unas de las intrépidas y adelantadas del footing. Y lo fuimos porque nos compramos un chandal muy de nuestro tiempo, muy normalitos entonces. Y con unas Yumas o unas Kelme, nos dedicamos casi todos los sábados, a correr por la ciudad. Aunque nosotras éramos más inteligentes que ahora, y terminábamos nuestro recorrido bajando  por la ciudad, para abajo…hacia  la Concepción, y todo para  desayunar con Tía Maru, que nos atendía con mucho cariño y nos invitaba a churros, que estaban de muerte.  Así que, está claro que no tenía nada en contra del running, o como quieran llamarlo. Y menos con la persona que lo practique, sea periodista o barrendero. Pero mi comentario a tal persona no debió gustarle. Y al rato de escribirlo, me encontré con un nuevo sopapo virtual. Y de nuevo de castigo, perdí un amigo…virtual, eso sí. Que quede claro.  Pero esta vez como idiota y practicando la misericordia y eso de intentar apaciguar las aguas y de arreglar los malentendidos. Me dirigí privadamente a esa persona, le mandé un mensaje privado disculpándome si le había molestado mis palabras que acompañaban a la noticia. Y la respuesta fue lo que le dijo Pedro a Mariano: Indecente. Que yo era indecente, que había puesto en tela de juicio su profesionalidad, y su buen hacer, por haber relacionado el running con el  error cometido en publicar una noticia del año 2015 como si ocurriera en el 2016. Vaya tonteria, para mosquearse de esa manera, ¿No os parece?. Yo en lugar de hacer como Mariano y decir: Hasta aquí hemos llegado y enfadarme…. –  Pido de nuevo disculpas por mi comentario. Y las reitero de nuevo aquí al escribir esto…. Y al final lo que consigo es que acepten mis disculpas. Eso sí, he perdido un amigo virtual. Pero a mí nadie me ha pedido disculpas por llamarme indecente. Pero como no hay que tomarse la vida virtual con tanta seriedad, tampoco las necesito.

Y entonces hoy leo un artículo en otro periódico cuyo titular dice literlamente:  «Correr mucho reduce el cerebro «  -Los efectos negativos de correr enormes distancias Un estudio prueba que la masa encefálica adelgaza hasta en un 6% tras trotar durante largos recorridos. «Runner’ lo serás tú» http://elpais.com/elpais/2016/01/27/buenavida/1453898028_523925.html Pero al País se les ha olvidado comentar que el running con churros o con migas no reduce el cerebro. Estoy segura.

Y debo decir que yo no he tenido nada que ver en que hoy el Diario El País publique este artículo. ¡Jolines, maldita casualidad! Mi padre hoy me anima a usar esta palabra.

Hablo de esto, aunque pueda significar que no me van a publicar nada en el periódico de aquí en adelante.   ¿Pero qué más me da?, si aquí lo puedo hacer  My Way, como hacía mi adorado Frankie. Pero yo seguiré leyendo  los artículos de mi antiguo amigo virtual, me gustan, y es lo que importa. ¿O no?

Pd. Espero que si él lee algún día estas letras tampoco se sienta molesto, porque no hay ánimo de ofender, ni de molestar. Es simplemente un divertimento al escribir, y porque además a  mí, como a él me ampara también la libertad de expresión y de creación, aunque yo no sea periodista, y sea simplemente una lectora de provincias,  con afán de escribir de lo que sea.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Glory dice:

    Lectora de provincias bien documentada y culta, y escritora prolífica. Animo y a seguir.

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    1. ¡Muchas gracias! Seguiremos. ¡Ambas!

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